lunes, 12 de mayo de 2008

Lo peor de lo peor: Nuestro último día

-Todo está bien. Todo está bien. Todo está bien. Bien. Bien. Bien. Bien, bien, bien, bien, bien. ¡No!

Se escucha un grito. Un grito desgarrador, un grito de dolor, un grito que desea la muerte. Tres. Dos. Uno. Se escucha otro más.

-Todo es un sueño. Nada está pasando. Todo está bien. Todo está bien.- Se dice, tartamudeando –Todo está bien. Todo estará bien.

-No, no lo está y tampoco lo estará. Jamás lo estará. Nunca se terminará. No, no se terminará.

-¡Te-te equivocas!- Rasgando la pared, llorando. –Todo estará bien una vez que salga de aquí. Cuando salga de aquí. Salir de aquí. Salir de aquí.

-¿Y cómo saldrás de aquí? No sé si te has dado cuenta, pero es imposible salir.

-Oh no, no, no, no.- Risa nerviosa- Nada es imposible, ¿sabes? Nada, nada. –Aruñando la pared, arañándose los brazos. –Saldré de aquí, saldré de aquí, saldré de aquí.

Desde afuera se pueden oír los golpes a la puerta y a las paredes. Pero no hay nadie para escuchar.

-¡Ábrete! ¡Ábrete!- la cabeza contra la puerta. -¡Ábrete! –El último grito que salió de esa garganta.

***

-Después encontramos otra celda. Era la quinta.- dijo, aflojándose la corbata – Con las mismas llaves que conseguimos, el detective Santos abrió la puerta y un cuerpo cayó de adentro.

-Continúe- dijo, mientras escribía.

-La puerta era más pequeña que la de los otros cuartos, un metro, a lo mucho y de ese mismo ancho era todo el cuarto. De fondo tendría un metro también y de alto unos dos. Era como un pequeño closet. –Se quitó totalmente la corbata, así como el sombrero.

-Diga más acerca del cuerpo que estaba dentro.

-Una joven, unos veinte años, tez morena y pelo oscuro. Debió de haber muerto hacía uno o dos días atrás. –Tomando un poco de café- Posiblemente la causa de su muerte fue un golpe en la cabeza. –Manos sudorosas jugando con un papel- El cuarto era de metal y se veía un poco abollado. En la puerta había una gran abolladura, había sangre seca y arañazos a ambos lados. Y en el cráneo de la joven se observaban las consecuencias de un gran golpe.

-¿Suicidio?

-Lo más probable. Tenía marcas de arañazos en los brazos y en la cara. También tenía pequeñas marcas en las muñecas, parecían mordidas.

-Entiendo. –Anotando- ¿Algo más que quisiera agregar?

-Sí, este, como los otros cuartos tenía escrito algo en la puerta.

-¿Y este qué decía?

-Claustrofobia.

2 comentarios:

Francisco dijo...

¿Entonces lo peor que podría pasar sería enfrentarte a tu fobia y perder... o que resulte que sí había una razón legítima para tener esa fobia en primer lugar?

Los dos coincidimos en que era algún problema mental O_O.

SheilaCR dijo...

Yo me inclino a la primera. Pero supongo que lo puedes interpretar de la otra también...
(: